Caballeros, nos hemos acercado a tan estupenda y acogedora población para conocer gráficamente de los hechos acaecidos en tan Histórica ocasión. Viniendo como viene el reportaje gráfico de parte del tal Markus ese, mercenario de pro y mal bicho donde los haya conocido, tampoco esperen gran cosa. Pero así fue, y así nos lo ha contado:
La buenas gentes de la Plaza de Santa María, en Almansa, como cualquier otro día, preparaban a tempranas horas la pitanza de aquellos que marchaban al campo a ganar el pan del señor de las tierras (para variar) con el sudor de su frente (de la de ellos, claro, no de la del señor de las tierras)
Lo que no podían imaginar es que aquel hombre del mosquetón en ristre no se retrataba con ellos aquel día por casualidad. No... la batalla se sabía inminente.
Así, a tan tempranas horas y para variar, aquel dominico siempre fiel confesor (ejem, ejem) de sus católicas majestades y de todas sus miserias y grandezas, echó mano de su mejor herramienta: la embajada urgente.
"Me ponga usté inmediatamente con su majestá, señorita telefonista. Conferencia urgente con Madrid. ¿Ya no Madrid? ¿Que los portugueses han obligado a trasladar la corte del de Anjou a Burgos? Pues con Burgos o donde quiera que esté ese francés que al final ha conseguido llegar a encasquetarse la corona de este bendito país. ¿Sí, no? Dita cobertura... ah, sí, ya. ¿Felipe? ¿Es usté el hijo del tío Luis XIV, el que juró hundir España o sí no, pues eso, trincarle corona, que lo mismo daba? Sí, sí... ah, que Oui, oui, oui (ditos afrancesados, ya están aquí liandola de nuevo... ¿volverán alguna vez? ¿Se quedaran? ¿Qui lo sá?). Si es que no aprendemos - se lamentaba el fraile -... mire, majestá, que los infames herejes vienen para aquí. Que ya han cañoneado Villena y se agrupan llegando desde Elda, Novelda y la misma Denia. ¡¡¡Que vienen, que vienen!!! Enviemé a su Guardia Francesa de los del Pour lu rei, y al hijo bastardo del inglés Jacobo, por favor, que los otros ingleses, y los escoceses, holandeses y esos austriacos del archiduque vienen para acaaaaaaa"
Lo que no sabía el Archiduque Carlos (que se había llevado a su flor y nata a Barcelona porque el de Anjou les venía de frente) es que un espia de Werwick, el hijo bastardo del inglés que luchaba para el francés borbón (lo que son las cosas, y de como la chaqueta roja, en su día, le echaba los tientos al archienemigo en un lado, y a ese mismo, en el otro, con tal de sacar tajada), decía, ejem, pues, que lo que los carlistas no sabían es que un espia se había colado en el campamento escocés y descubrieron que estos andaban ya algo bolingas con las bebidas autóctonas y demás brebajes de la tierra. Así les iría más tarde, por mucho que echaran de espada a primeras horas...
Aún cuando en el campamento de intendencia holandés el orden fuera mucho más estricto que en las filas escocesas...
Y así, a mitad mañana, todos desfilaron, Aliados Austracistas (algunos más beodos que otros) y Gabachos Borbónicos, camino del campo de batalla, a darse candela para pegarle la mordida al de siempre... el pueblo de aquella España siempre en dos partida y repartida.
Y así fue, y así se lo hemos contado...