La falta de evidencia o prueba alguna que apoye la teoría del “mono acuático” y la larga lista de fósiles encontrados apoyando la teoría terrestre debería bastar para, cuanto menos, cuestionarse su validez.Silverman escribió:Hola George.
Pues hace varios años ví un documental por la tele, la ponente era una mujer mayor inglesa o estadounidense, y evidentemente científica pero no recuerdo su especialidad concreta. La sabia señora presentaba una teoría basada en el hecho de que somos la única especie de mamíferos terrestres que tenemos grasa subcutánea; lo normal en un hombre es tener un 14% de su peso absorbido por la grasa, y en una mujer el porcentaje es del 25%. Los atletas de élite más fibrados -pongamos por caso a Michel Jordan en su época activa- no bajan del 5% de su peso en grasa, pues se considera patológico que un hombre tenga menos de esa proporción, es decir, que una menor cantidad provocaría fallos metabólicos en nuestro organismo.![]()
La referida señora señalaba el hecho de que los mamíferos marinos como las ballenas, delfines, morsas u otras especies derivadas sí que lucen una gruesa capa sub-cutánea de grasa, la cual les protege del frio acuático. Esto es así porque el aire y el agua son dos medios totalmente diferentes. Para que los órganos internos de un animal de sangre caliente -como todos los mamíferos- queden salvaguardados del frio externo, la grasa es un excelente aislante del agua fria, pero para los seres terrestres, que nos hallamos rodeados de aire, un tupido y grueso pelaje parece ser que es más efectivo, aparte que el pelaje pesa mucho menos que la grasa, la cual al ser menos densa que el agua, ayuda a la flotabilidad de los mamíferos acuáticos. Basta con fijarse en los leones marinos, muy torpes y pesados al desplazarse por tierra, y en cambio muy gráciles en el mar. Desde luego un pelaje amplio no sirve de nada dentro del agua.![]()
De modo que resulta que somos los animales terrestres que mejor nadamos, merced a la grasa que tenemos, y esto es raro; la naturaleza no hace las cosas porque sí.Ahora pienso que los osos polares disponen de ambas características, gruesa capa de grasa y pelaje, será una adaptación a su medio. O al hecho de como deben hivernar, su cuerpo ha de almacenar muchas reservas energéticas en forma de grasa; pues no lo sé.
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Volviendo a nuestra especie y a lo que promulgaba aquella buena señora de cuyo nombre no me acuerdo, insinuaba que tal vez por alguna razón que desconocemos, una especie homínida tuvo que aprender a nadar muy bien, igual quedaron aislados envueltos por un anorme lago o váyase a saber, la cuestión que durante muchos años -¿milenios?- estuvieron nadando, y por ello desarrollaron una capa de grasa subcutánea. Y nosotros descendemos de tales homínidos acuáticos.
Es una explicación plausible, pero una vez más, como no tenemos pruebas científicas que la corroboren debe asumirse como una hipótesis a la espera de nuevos hallazgos. Recuerdo que la buena señora, en un sincero gesto de honradez no muy común entre los científicos de postín, ponía en duda su propia teoría, y ante un auditorio de expertos los cuales eran en su mayor parte más jovenes que ella, les alentaba a que estudiaran todas las posibilidades y la desarrollasen convenientemente, como asumiendo que a ella le restaban pocos años de vida y que debían ser los más jóvenes quienes hallasen la verdad de este misterio.
Supongo que esta mujer fue la iniciadora de la teoría del mono acuático, pero desde entonces no he vuelto a sentir nada al respecto, así que te agradezco que me lo hayas recordado George, y si puedes aportar algo más estupendo.![]()
Un saludo.
Pero vayamos por partes:
La capacidad de almacenar grasa es común en todos los mamíferos. Algunos producen una capa de grasa más gruesa, como los osos y otros animales invernantes, para protegerse del frio y como reserva de alimento. La joroba le los camellos o de los dromedarios no es sino otro depósito de grasa que le sirve para aventurarse en el extenso desierto. Nosotros almacenamos grasa igual que un animal doméstico sometido a nuestra dieta. Desconozco si nuestra capacidad de almacenaje es mayor que la de un perro, pero esta puede ser debida al tamaño de nuestros cerebros, sin comparación en el reino animal, y la gran cantidad de energía que consumen, o a la prolongada lactancia de las crias, y no tiene que estar relacionada con el medio acuático.
Por otra parte ningún mamífero acuático es bípedo. El bipedismo es claramente una ventaja en la locomoción terrestre, pero no puede decirse lo mismo para la vida en el agua. Además la poca capacidad pulmonar del hombre tampoco parece muy apropiada.
Por último, la pérdida de pelo puede explicarse por la selección sexual. Además la hipótesis acuática para explicar su carencia no tiene mucha base, pues existen mamíferos acuáticos , como las nutrias, que no han perdido el pelo a pesar de vivir en este medio.
Así que pienso que la “teoría del mono acuático” es más un negocio editorial que otra cosa.
Un saludo.