Hola, soy Lorenzo:
¡Por fin he podido leer este AAR! Era la manzana prohibida. Felicidades a Igel.
Me lo he pasado muy bien con esta partida. Ha sido superemocionante. De hecho, lo primero que hacía por la mañana era encender el ordenador a ver si había llegado el turno. Y en los ratos muertos que no sabía qué hacer, me ponía a pensar en por dónde atacar o cómo iba a responder mi adversario.
Voy a comentar algunas cosas.
En primer lugar, el punto clave: la llegada de los chinos. No se produce cuando se cruza el paralelo 32. Se produce cuando los Aliados se acercan a tres o menos hexes de Pyongyang o Sinuiju, con una probabilidad del 50% en cada caso. Si llegan los chinos, se aplaza el final de la partida
¿Qué ha sucedido? (creo) Pues que se puede acabar la partida a partir del turno 28. Y se ha acabado primero, y luego los chinos vendrían o no, pero ya no ha habido tiempo. Y nos ha privado a todos del asalto de las hordas chinas, y de cómo yo habría utilizado armas nucleares contra ellos (si se me hubiese autorizado). Igel ha tenido mala suerte, y todos, incluido yo, hemos tenido mala suerte, porque nos hemos perdido un emocionante espectáculo. Le he ofrecido hacer "trampas" y volver a jugar el turno, pero ha declinado el ofrecimiento. Eso es integridad y lo demás son cuentos. O tal vez esté ansioso por darme de mi propia medicina, jugando con los decadentes americanos.
Respecto de los puertos: es el único sitio donde se puede desembarcar. De hecho, en Gallípoli, escenario que alguien ha mencionado, casi toda la costa son puertos. Otra cosa es que esos puertos tengan capacidad para suministrar tus tropas. En muchos casos, sin suministros se te mueren de hambre y son fácilmente aniquiladas. En Corea del Norte, Wonsan es el único puerto que te suministra, por eso lo elegí. También Inchon, al sur de Seul, pero estaba demasiado bien defendido.
En fin, gracias a todos por seguirnos. A ver si disfrutamos tanto con la vuelta. El Politburó ha aprobado la invasión de Corea del Sur, pensando que los americanos no intervendrán en la guerra y será un asunto fácil. El glorioso líder me ha encomendado la tarea de comandar las fuerzas comunistas que librarán a los surcoreanos del yugo capitalista. Pero tengo un mal presentimiento, no estoy tranquilo del todo.