No he tenido tiempo. También, la verdad es que es muy delicada y no sé cómo abordarla sin que pueda haber complicaciones. Aunque parece que todo ha acabado, después de dos años de lucha por sobrevivir, uno ya no se fía. Y también es toda una campaña, no una batalla, daría para un AAR por sí misma.Guerrillero escribió:Lorenzo, recuerdo que ibas a contarnos una anécdota wargamera de la vida real. Ya la publicaste y retiraste o no has tenido el tiempo?Lorenzo escribió:Lo siento, no tuve tiempo. Me llevó todo el día jugar el puñetero turno.
A ver la semana que viene. Estoy trabajando en ello.
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Resumidamente: por una venganza, me acusaron con testigos falsos de varios delitos muy graves, que podían llegar a suponer hasta siete años de cárcel, la ruina económica y la prohibición de ejercer mi oficio. Cada cosa que hacía para intentar demostrar mi inocencia, complicaba aún más la situación. Era como jugar con los rusos la operación Barbarroja: no solo no resistía, sino que cuando pasaba al contraataque las cosas empeoraban. Además, yo era un novato en el mundo judicial y no comprendía bien las tácticas. Ya digo, durante la fase de instrucción yo era como los rusos: me las daban todas en el mismo carrillo.
Por fin, aplicamos la táctica Stalingrado en el juicio: resistir en un punto (tres horas de interrogatorio del abogado acusador, Dios mío, tan agresiva que la juez le llamó varias veces la atención); y luego lanzar un ataque arrollador por el flanco, por donde menos se lo esperase el enemigo, en el último minuto del juicio. Presentamos el documento clave solo unas horas antes de la vista, para cogerlos por sorpresa y que no pudiesen reaccionar. Y los cogimos tan bien, que todo el tinglado de mentiras se desmoronó, ya digo, en el último minuto, como en una peli. Cuando vi las expresiones de quienes me acusaban, pensé que esa cara tendría von Paulus cuando le dijeron que había T-34 en Calach. La victoria fue tan contundente, que la fiscal ¡pidió mi absolución! Y quien me acusaba, se encontró conque le condenaban por acusación falsa y temeraria.
Bueno, más o menos es lo que pasó y lo que puedo contar. Hay muchos detalles, ya digo que fue toda una campaña. Lo mejor de todo, es que mi mujer juró que nunca más me criticaría por jugar a wargames. Por supuesto, solo se acordó de su promesa durante un mes. ¡Pero qué mes tan maravilloso! "Cariño, ¿te traigo la cena al ordenador para que no interrumpas la partida?" Casi valió la pena todo el follón.
Por cierto, todo lo que sale en las películas sobre los juicios, es mentira y no sirve de nada. Más o menos lo que una película de Rambo es a la guerra real. Lo digo por si alguna vez os toca, que ojalá no os toque.