Como profesional de la Historia, me gustaría aportar una serie de opiniones al respecto:
- La Guerra Civil tiene un trasfondo político que, sorprendentemente, llega hasta nuestros días y que lo contamina todo. Hay políticos que se consideran herederos de un bando y que utilizan este hecho histórico como munición electoral.
- Mucha gente interesada por la historia tenía miedo a la hora de aproximarse al tema, por miedo a caer en las trampas propagandísticas de ambos bandos. Eso provoca el éxito inmediato de los llamados "hispanistas". Éstos hicieron mucho bien (porque revitalizaron un tema muy contaminado hasta entonces), vendieron toneladas de libros, y salieron mucho pro la tele, pero llevaban en su interior un virus muy peligroso: sus propios prejuicios sobre el ser español, que dejarían el terreno abonado para interpretaciones hoy oficialistas.
- A pesar de que seguía potenciandose una versión "oficialista", especialmente en torno a los repetidos homenajes a los brigadistas, durante los años 90 me pareció percibir un cierto enfriamiento de las pasiones al respecto del tema. Yo pensaba que quizás para el 70 aniversario, una nueva cantera de investigadores e historiadores podría mirar al pasado abandonando el equipaje político personal.
- Sin embargo, según pasaban los años de Aznar, la oposición, para subrayar su caracter izquierdista (tan difuminado en la mayor parte de sus planteamientos económicos) comenzó a enarbolar, como una más de sus banderas de imagen, su herencia "republicana". Este proceso ha ido in crescendo y ha alcanzado su zenit con la declaración del "año de la memoria", que pretende "unificar" y oficializar la memoria histórica española para un rédio político ACTUAL.
- Como reacción a esta "republicanización" de la izquierda, en el ámbito de la derecha han ganado mucho espacio los contrapropagandistas, que han realizado el mismo viaje en dirección contraria y con la misma carga de apasionamiento y de vuelta a los clichés de los años 40, de falta de rigor y de deshonestidad en las conclusiones, cuando no de simple oportunismo. Su indiscutible éxito editorial y popular demuestra que hay mucha gente que reacciona frente a la versión oficial, entendiendo "reacción" desde un punto de vista médico, alérgico. Sin embargo, si en el mundo editorial el éxito sonríe más a esos autores y sus versiones, en el resto del mundo mediático no es así, ya que se ha impuesto la versión oficialista. De tal forma que el debate está hoy más viciado que nunca, ya que ha rebrotado un fuerte resentimiento: si la defensa de dichas posiciones por la izquierda le da un rédito político, la derecha se ve arrinconada porque, o comulga con las posiciones oficialista o paga un fortísimo precio político ACTUAL, loque potencia este discurso asimétrico.
- Desengañemonos. En el caso de la Guerra Civil la historia personal de cada familia afecta nuestra perspectiva. Pero no es el único problema. En historia contemporánea se produce una personalización del hecho estudiado. Es inevitable que el lector y el historiador se pregunten qué hubieran hecho ellos en ese momento. En mi caso, no tengo ninguna historia familiar que contar, que no sea la de las miserias y angustias (no como las que os he leído: apasionantes). Nada por ese lado. Pero ¿qué pasa con la personalización? Hombre, todos coincidireis en que, con las opiniones religiosas que tengo, si me pillan en mi pueblo en 1936 hubiese acabado en Paracuellos. Pero con las que tenía hace 10 años, hubiese acabado paseado por el otro bando. De hecho, en virtud de los datos que sobre mi filiación y actuación política podrían tener republicanos o nacionales, de repetirse hoy la tragedia de seguro que me fusilan los dos bandos... lo que no se si es bueno o malo...

Por eso hay que ser consciente de este fenómeno, evitando sacar
hilos de continuidad sobre el presente y, sobre todo, evitar que la Guerra Civil se convierta en un Madrid-Barsa, en un Buenos-Malos. Quizás por eso sea tan popular la figura de Vicente Rojo, ya que, curiosamente, fue capaz de hacer algo que hoy es tan dificil, prescindir de la politización para hacer su trabajo. Hombre, claro que tuvo declaraciones políticas, pero son de un naif que permiten ver que de política sabía lo que yo de física cuántica...
- Los historiadores deberíamos evitar caer en la trampa política. Pero eso es muy dificil. Al problema descrito en el párrafo anterior se le suma el que tanto las instituciones como el mercado quieren condicionarte. Y, por supuesto, si lo consigues, los historiadores de ambos bandos te acusaran de ser del bando contrario: "si no eres de los nuestros, eres nuestro enemigo"
PD: Sobre este ultimo tema tengo muuuuchas anecdotas y nombre propios para contar. Por desgracia, no puedo hacerlo por cuestiones contractuales. Quizás dentro de unos meses (o años), os podais reiros a base de bien con ellas...