Y de nuevo, otra gran guerra en Europa: el 6 de agosto de 1554 estalla la Guerra de Religión.
El detonante del conflicto han sido las diferencias entre Federico VI, Príncipe Elector de Brandenburgo y el Emperador de Austria en torno a la tradición que existe respecto a que sólo se puede elegir como Emperador del Imperio a un gobernante que sea de religión católica.
Y es que ocurre que Federico VI de Branderburgo profesa la religión protestante y en este momento tiene el apoyo de tres electores del Imperio (Wutember, Sajonia y Bohemia) que con su propio voto, hacen un total de cuatro votos sobre siete, de tal manera que si en este preciso momento falleciera el actual Emperador, él tendría la mayoría de votos para salir como nuevo Emperador. Pero como ya se ha mencionado, muchos gobernantes católicos se opondrían a este posible nombramiento de un Emperador protestante.
Pero el asunto se complica un poco más.
Ocurre que el Papa actual, Marcelus II, ha sido nombrado gracias al apoyo de la mayoría de los cardenales españoles, es decir, el Rey de España es actualmente el controlador de la Curia. Y también ocurre que uno de los rivales del rey español es Francia. Pues bien, el Santo Padre, a petición del rey español, ha excomulgado al rey francés (Luis XIV) y éste, en protesta a tal decisión, ha decidido unirse a la Liga Protestante con todas las consecuencias que ello conlleva, es decir, al enfrentamiento contra el bando católico.
Y todo esto nos lleva a la situación ya mencionada del día 6 de agosto de 1554 en el que Federico VI de Branderburgo , líder de la Liga Protestante, se levanta en armas contra el Emperador exigiendo libertad religiosa en el Sacro Imperio.
Ese mismo día llega a Venecia un diplomático de Austria solicitando el apoyo de Venecia en la contienda religiosa. El Dogo, a pesar de que los asuntos religiosos le traen sin cuidado (ya que sus únicos intereses son los comerciales) decide entrar en la guerra apoyando a su aliado austríaco correspondiendo así a los sucesivos apoyos que ha tenido por parte de Austria en sus conflictos con el turco, aparte de que negarse a ello supondría para la República una enorme pérdida de prestigio.
Nada más declararse la guerra entre ambos bandos, el Dogo ordena que regresen a la capital veneciana los ejércitos que están situados en Creta (15.000 tropas) y en Ragusa (12.000 hombres). Son tropas que están en un territorio que difícilmente van a ser objeto de invasión, ya que Creta es una isla (y Venecia tiene el dominio del Mediterráneo) y Ragusa está rodeado por territorio húngaro y está muy alejado de la zona teórica de conflicto (centro de Europa). Las 5.000 tropas situadas en la recientemente conquistada isla de Chipre permanecerán allí, para evitar posible levantamientos rebeldes.
También se ordena que todas las flotas dedicadas al comercio o al corso cancelen sus actividades y vuelvan a la capital para formar una potente flota armada, con la única salvedad de los nueve navíos corsarios que están en el Mar Negro, atacando el comercio otomano y genovés en esa zona.
Y por último, se contrata a los mercenarios de la Banda Negra, compuesta por 16.000 tropas y dirigidas por un excepcional general llamado Guglielmo Doria.
Las primeras semanas son de tanteo y observación. El Dogo veneciano teme un ataque por el lado occidental procedente de Francia. Por eso ha llamado a la mayor parte de los ejércitos a la capital. Pero también se mira con reojo lo que pueda suceder en Nápoles (vasallo de Francia) , aunque es cierto que entre el territorio veneciano y el napolitano están situadas las provincias del Papa (un rival que se ha convertido en aliado "accidental" de Venecia).
En octubre es cuando se empiezan a ver movimientos en el sur. Un ejército napolitano ha invadido territorio del Estados Pontificios y ha derrotado a las fuerzas papales que allí estacionadas.
Ante el temor de que ejércitos napolitanos invadan territorio aliado y ataquen a Venecia por el sur, el Dogo envía a combatirlos al ejército de Ragusa (12.000 hombres), apoyados por los mercenarios de la Banda Negra. En total, suman 32.000 tropas, más que suficientes para derrotar a los napolitanos e intentar invadir su territorio y de esta manera, procurar “desactivar” a uno de los rivales.
Sin embargo, las tropas venecianas no llegan a entablar combate con el enemigo. El general napolitano, al ver la desproporción de fuerzas, ha decidido huir hacia el sur. Por otro lado, ante la huída del enemigo, los generales venecianos comienzan a ocupar las provincias del norte del Reino de Nápoles.
En enero de 1555 se tienen noticias de importantes enfrentamientos entre ambos bandos. Por un lado, en el sur del reino de Nápoles, tropas húngaras han desembarcado y se han enfrentado a tropas napolitanas a las que han derrotado, dejando todo el reino libre de tropas enemigas y dispuesto como una fruta madura para el pillaje y el saqueo. Por otro lado, en el sur de Francia, tropas francesas y aragonesas están combatiendo con incierto resultado.
Durante los meses de febrero a mayo de 1555, ejércitos venecianos y húngaros se dedican a ocupar las provincias del Reino de Nápoles. En mayo, cae la capital de este Reino, Nápoles, tras un breve asedio de tan sólo 77 días (el bloqueo naval de la flota veneciana ha acelerado la rendición) y la flota enemiga que estaba en su puerto es hundida al enfrentarse a la flota veneciana al salir a mar abierto.
En junio, el Dogo ha recibido las noticias de que nacionalistas chipriotas se han levantado en armas contra el gobernador veneciano que había en la isla, y después de derrotar al ejército que protegía la isla, los rebeldes han iniciado el asedio a la capital.
Afortunadamente, los dos ejércitos que luchaban en el Reino de Nápoles han conquistado todas las provincias de ese reino y se encuentran disponibles para nuevas batallas. Por lo tanto, el Dogo ordena que uno de ellos (el ejército mercenario de la Banda Negra) se prepare para dirigirse a Chipre a liberar la isla de rebeldes. El otro ejército veneciano (el Ejército de Ragusa) se le ordena regresar a la provincia de Venecia, para proteger las principales provincias de la República.
El 24 de octubre de 1555, la Banda Negra desembarca en Chipre y se enfrenta a los rebeldes a los que aniquila completamente, liberando así la isla de rebeldes.
Las 15.000 tropas de la Banda Negra, junto a su excepcional general, se están mostrando como una excepcional fuerza de combate.
A comienzos de 1556, el Dogo decide darles un nuevo frente de batalla. Viendo que hay tropas aliadas (sobre todo aragonesas y del papado) que están combatiendo en el sur de Francia, ordena mandar a este ejército mercenario a apoyarle para combatir contra el francés.
La totalidad de flota veneciana se dirige a Chipre para embarcar a los mercenarios y, con total y absoluto dominio del mar en las costas francesas (ya que la flota francesa se encuentra muy mermada), comienza a desembarcar a las tropas venecianas en la provincia francesa de Tolón.
Una vez cae Tolón en manos venecianas, Venecia se asegura un puerto franco para recibir refuerzos (ya que el Reino de Saboya no autoriza el paso a las tropas venecianas). A continuación, los mercenarios de la Banda Negra, se dedican a ocupar y conquistar las provincias limítrofes a Tolón, esto es, Provenza y Folcarloquier.
Sin embargo, las tropas aliadas que estaban en el sur de Francia (aragoneses y papales) se marchan hacia Centro Europa para combatir contra las tropas protestantes de Branderburgo y el resto de enemigos. Ante esta situación, el primer impulso del Dogo veneciano sería ordenar a las tropas venecianas que acompañen a sus "aliados" para luchar conjuntamente contra los enemigos. Sin embargo, el Dogo piensa de otra manera. Esas tropas que estaban en Francia y que se han ido al centro de Europa, son sobre todo tropas aragonesas y de los Estados Papales (dos rivales y enemigos declarados de Venecia). “¿Y por qué apoyarles?” se pregunta el Dogo. “¿No sería mejor dejar que tanto aragoneses como las tropas del Papa se debiliten, mientras Venecia aprovecha el vacío de tropas enemigas que hay en Francia para asolar y saquear las ricas provincias del sur de Francia?”.
Así pues, los mercenarios venecianos se van a decicar durante varias semanas a incrementan el Tesoro de la República con el saqueo de las provincias limítrofes a Tolón.
Pero durante el pillaje, llegan informaciones de que un ejército francés está intentado recuperar la provincia francesa de Narbona, ocupada por los aragoneses y amenaza con atacar a las tropas venecianas situadas en Francia.
Este ejército francés está compuesto por 26.000 tropas, tropas muy superiores a los 15.000 hombres que tiene los mercenarios de la Banda Negra, por lo que su general solicita refuerzos al Dogo.
Sin perder tiempo, el Dogo ordena el traslado por vía marítima de uno de los ejércitos venecianos (el Ejército de Ragusa) que desembarca en Tolón en julio de 1556. Mientras se estaba trasportando estas tropas a Francia, en territorio veneciano también se estaba reclutando un nuevo ejército mercenario de 8.000 tropas, con el objetivo de trasladarlo, también por vía marítima a Tolón y reforzar las tropas allí situadas.
A principios de septiembre, esos tres ejércitos mencionados (39.000 tropas en total) y que están en Tolón, se dirigen hacia Narbona para enfrentarse a las tropas francesas. El encuentro se produce a mediados de septiembre, y aunque las tropas venecianas son superiores en número y consiguen vencer al enemigo, sin embargo, las bajas causadas a los franceses apenas superan las bajas propias.
El nueve de noviembre de 1556, fallece el Dogo y se nombra a su sucesor con un sorteo sin interferencias ni manipulaciones. Sale elegido Michele Labia, con buenas dotes militares, que sin lugar a dudas va a cambiar la forma de actuar en esta guerra.