Turno quinto de los aliados.
Dicen que todo es susceptible de empeorar. Y este turno es la demostración palpable de que es así.
Los refuerzos, un regimiento de marines, se retrasan un turno. No pasa nada, chicos, si sobra gente para mantener el perímetro.
Y la 25 división de infantería y el primero de infantería vuelven a tener problemas de mando y control, y no obedecen órdenes. Esto parece el ejército de Pancho Villa o las milicias de Durruti.
En TOAoW, los líderes no tienen valores de mando como en otros juegos, ni puedes cambiarlos de un lugar a otro. Pero cada unidad, dependiendo de su jefe y de su entrenamiento, tiene una posibilidad de quedarse en el sitio y negarse a obeder. Esto es lo que me está sucediendo ahora.
El que les ocurra a los coreanos, con el shock del ataque comunista, es comprensible. Pero en teoría el ejército americano estaba mandado por MacArthur, que tenía un genio endemoniado y no toleraba discusiones.
En fin, si pierdo la partida, ya tengo una buena excusa. La mala suerte con la cadena de mando. Yo soy un genio militar, pero mis subordinados son unos patanes.
Veamos el mapa:
El enemigo ha atacado con enorme fuerza donde yo preveía, en Taegu y en Kyongju. Kyongju ha resistido, pero, como yo también preveía, mi regimiento coreano ha sido obligado a retirarse de las afueras de Taegu.
El enemigo ha continuado presionando y ha atacado Taegu. El regimiento ya derrotado ha continuado su huida, y uno de los dos regimientos que defendían Taegu también ha cedido. El problema es que en vez de retirarse hacia el sur, hacia la seguridad de la carretera de Pusan, se han retirado hacia el sureste, donde está el frente. Mal sitio para recuperar el aliento.
El enemigo también ha lanzado un primer ataque contra el saliente de Chinju, que ha sido repelido.
Tengo pocas opciones, dado que no me obedecen los coreanos del frente norte (excepto los marines), ni el 24 de infantería ni el primero de caballería, y que se han retrasado los refuerzos.
Podría coger el regimiento de negros que está al norte de Ulsan y enviarlo hasta Taegu. El problema está en que mezclar dos naciones para cumplir la misma tarea no es nada conveniente, hay serias penalizaciones. Y lo último que necesito son penalizaciones, con lo justito que voy.
Otra alternativa consistiría en enviar los marines coreanos a Taegu. Al fin y al cabo, Kyongju no es estratégicamente importante, solo es un pararrayos. Pero hay dos razones que lo desaconsejan. La primera, que es dudoso que los marines consigan romper el contacto con los comunistas, hay muchos, sin duda en disposición móvil. Lo más probable es que se queden atrapados e indefensos. Pero la segunda razón es que los marines están cansados y con suministros bajos (un puntito naranja en el extremo superior derecho de la ficha). Si los muevo y los paseo hasta Taegu, perderán aún más capacidad de combate. O sea, que también descartado.
En fin, controlo los nervios. Cuando no hay nada bueno que se pueda hacer, es mejor no hacer nada. El turno siguiente perderé Taegu. Lo que debo intentar es el enemigo no penetre hasta el fondo de mi dispositivo. Cojo todo lo que me obedece, o sea, ingenieros, exploradores y demás inutilidades y les ordeno colocarse en posición defensiva tras Taegu (círculo azul). No es que sean gran cosa, pero mejor que nada. Dispongo que toda mi aviación soporte los combates, lo de atacar las líneas de suministro enemigas es un lujo que ahora no puedo permitirme.
A continuación, juro que como en el siguiente turno mis generales de brigada no me obedezcan y no me lleguen los refuerzos prometidos, fusilaré a unos cuantos incompetentes. Así confortado, aguardo el siguiente turno.
Preveo que los comunistas volverán a lanzar un terrible asalto contra mis heroicos marines coreanos; existen algunas posibilidades de que sean rechazados. Taegu caerá, de forma inevitable, a pesar del valor de sus defensores. Y se producirá un ataque general en toda la línea que impedirá que pueda desplazar unidades a los lugares más necesitados (suponiendo que me obedezcan, claro).